BLASCO GARZÓN, MANUEL
Nace el 17 de enero de 1885, en la calle Lagar número 1 del sevillano barrio de la Alfalfa. Su padre, natural de Logroño, Agustín Blasco y Dominguez; su madre, natural de Córdoba, Asunción Garzón y Villegas. Se le bautiza en la parroquia de El Salvador el 20 de enero de 1885. Varios serán sus hermanos y hermanas, uno de ellos, médico, el otro, maestro. Estudia en el colegio de los padres Escolapios, y hace su ingreso en la Universidad hispalense en 1900 para cursar la licenciatura de derecho, distinguiéndose ya por sus inclinaciones políticas y dotes de orador. En 1907 hace su ingreso en el Colegio de Abogados, y al año fonna parte de la logia Masónica FE en la que causará baja en 1910. Milita en el Partido Republicano Radical en cuyos actos participa al tiempo que colabora en “La lucha” y polemiza con otros diarios.
En 1913 casa en la iglesia de San Lorenzo con Luisa Palomino León, de la que no tendrá descendencia. Blasco simultanea el ejercicio profesional, con la tarea política desempeñando notables cargos en el Ayuntamiento y logrando la designación de diputado por el distrito de Estepa en 1923. Dos años mas tarde solicita ser miembro del Club Rotario en el que permanece hasta 1936. condecorado con la Gran Cruz del Mérito Militar por el hospital de sangre que montó en el palacio de San Telmo a raíz de la Guerra en África del Norte a donde viaja invitado en misión político-cultural en 1925.
El 20 de junio de 1927 Blasco Garzón toma posesión de la presidencia del Ateneo y en diciembre de la Federación de Fútbol. Los día 16-17 de ese mes tienen lugar en el Ateneo las jornadas poéticas protagonizadas por los poetas de la denominada Generación del 27. Aparte de su papel en estas jornadas, Blasco en el Ateneo promovió premios, gestionó que a los hermanos Álvarez Quintero se les regalase una casa que luego sería convertida en museo, patrocinó el homenaje a Bécquer, etc. En diciembre de 1931 hacía su ingreso en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y en 1932 era elegido presidente del Aero Club, cargo que ostentó hasta 1935. El Aero lo reconoce como ex-presidente, pero lo ha borrado de la lista de socios. La caída del régimen de Primo de Rivera implicó un avivamiento en la actividad política de Blasco, que de borbollista había pasado a ser del partido que lideraba Martínez Barrio, amigo de la infancia. Sus notables éxitos en el foro iban acompañados de triunfos en la cultura y en la política, y nada presagiaba la tragedia que se avecinaba. En 1933 figura en calidad de diputado por Sevilla y, teniendo como rival a García Oviedo, logra ser nombrado director de Buenas Letras. Blasco colabora con artículos en el boletín académico y auspicia un homenaje a la Virgen del Rocío y a Lope de Vega. Todavía en enero del 36 intervino para contestar al electo José Gastalver. Diputado en la candidatura del Frente Popular, es designado ministro de comunicaciones y marina mercante (19/02/36) en un gobierno que preside Manuel Azaña, y ministro de justicia el 13 de mayo en el gobierno de Casares Quiroga y Azaña como presidente. En febrero del 36, retornó a Sevilla tras su ascenso ministerial, y visitó la Academia de Buenas Letras radicada en el Museo de Bellas Artes. Sus miembros no dudaron en solicitarle la morada de Fernán Caballero para sede propia. Blasco es reelegido director de Buenas Letras en abril. El 21 y 22 de ese mes, y en calidad de ministro de Jornada, acompaña en un viaje a Sevilla en plena Feria a Martínez Barrios, presidente de las Cortes convertido en presidente provisional de la República y a Luis Company, presidente de la generalidad. Retorna por última vez a su amada ciudad en mayo e interviene en un sonado homenaje a Bécquer. Fue su canto del cisne. En julio estallaba la rebelión militar. Blasco cesa como ministro de justicia en septiembre y sale para el exilio en Buenos Aires en el mes de noviembre.
En septiembre el Colegio de Abogados acordaba abrirle expediente de expulsión. Buenas Letras lo había reelegido director en abril, y el Ateneo lo distinguió como socio de mérito en junio lo que no fue óbice para que en octubre la Academia declarase vacante su sillón, e igualmente ese mes el Ateneo acordase expulsarle por unanimidad, “teniendo en cuenta su actuación política ...manifiestamente en contra de la causa de España”. Ese mismo mes de octubre el presidente de la República don Manuel Azaña nombraba a Blasco cónsul general de España en Buenos Aires con categoría de ministro plenipotenciario de primera clase.
Blasco y su familia vivieron del cargo diplomático (hasta 1939), del ejercicio de la profesión, de conferencias y de colaboraciones con algunas editoriales. Mantuvo una interesante correspondencia con don Diego Martínez Barrio que hemos publicado en nuestra edición de su obra Evocaciones andaluzas. Falleció el 21 de noviembre de 1954. Dirigió España Republicana y escribió además de Evocaciones, varios artículos y un ensayo sobre “Gloria y pasión de Antonio Machado”, merecedor de una publicación-homenaje.
Francisco Morales Padrón
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Modificado por última vez el Lunes, 16 Noviembre 2015 09:51