ATENEO DE SEVILLA

El Profesor y Filólogo José Luis Plaza Chillón disertó en el Ateneo sobre LA IMAGEN HOMOERÓTICA DEL MARINERO EN LA GENERACIÓN DEL 27

El viernes 10 de marzo se celebró en el Ateneo una conferencia sobre la conmemoración del Centenario de la publicación del “Diario de un poeta recién casado”, de Juan Ramón Jiménez

Además, como conferencia inaugural del Ciclo “HOMENAJE A LA GENERACIÓN DEL 27 EN SU 90º ANIVERSARIO” se ha celebrado la ponencia titulada ‘LA IMAGEN HOMOERÓTICA DEL MARINERO EN LA GENERACION DEL 27: PINTURA, POESÍA Y CULTURA HOMOSEXUAL’, que estuvo a cargo de José Luis Plaza Chillón. El ponente acababa de llegar desde Nueva York, donde había participado en unas jornadas sobre Literatura Española y Generación del 27. Este acto celebrado en el Ateneo estuvo presidido por el Presidente de la Sección de Literatura, José Vallecillo López.

 

BREVE RESEÑA ACERCA DE ‘LA IMAGEN HOMOERÓTICA DEL MARINERO EN LA GENERACIÓN DEL 27: SOBRE PINTURA Y POESÍA’

El tema del marinero no tuvo tanta difusión como otras iconografías masculinas (saltimbanquis, clowns, gitanos…) en los años que conformaron la vanguardia, si bien es notoria la gran cantidad de artistas y escritores que se acercaron al mismo abordándolo desde distintas perspectivas, pero siempre sumergiéndose en un submundo de connotaciones ambiguas. Entroncando con una larga tradición decimonónica, y sus precedentes más inmediatos de principios del siglo XX, lo marinero ha encarnado frecuentemente el símbolo de lo marginal: el inframundo de la prostitución, lo tabernario, portuario o fronterizo…, en definitiva, la esencia de lo que significa la libertad absoluta. El marinero se interesa por las zonas portuarias de las ciudades, allí donde la mezcla y la promiscuidad sociales y el aluvión cosmopolita, el trabajo agobiante y el descanso frenético tienen su asiento, y donde la violencia no es sino una forma de liberar pasiones, equivalentes a una manera de vivir. Precisamente los marineros representarán la más radical convulsión poética que se producirá en el mundo del arte y la literatura en la primera mitad del siglo pasado. La vida errante de los marineros resulta, no obstante, atrayente por el prestigio que se liga a su propio destino como marginados; los barcos en que zarpan los marineros son los “barcos de los sueños” para los que quedan en tierra, no sólo por los lugares exóticos donde se dirigen, sino por el propio cargamento de “jóvenes marineros”. En este comercio de sueños también se comercia con cuerpos, donde participan los propios marineros, comprando o siendo comprados aunque participando siempre en una “cosificación de los sueños”.

La codificación de todas estas imágenes se convertirán en iconografías esenciales precisamente en estos años de ebullición vanguardista, que tendrán su correlato en España en la poliédrica y, cada vez más, numerosa Generación del 27. Aunque paradójicamente fueron aquellos artistas y poetas más alejados de la modernidad los auténticos continuadores de una tradición homoerótica comenzada a finales del siglo XIX por simbolistas y decadentes. En estos años se está gestando precisamente la creación deliberada de una tradición homosexual, y será precisamente la imagen del marinero la que se erigirá como formulación icónica de lo que la posmodernidad ha llamado “arte gay”. Florecerán imágenes homoeróticas en multitud de obras poéticas y plásticas de creadores como, Gregorio Prieto, Cernuda, García Lorca, Cocteau o Demuth entre otros, ejemplificadas en el marinero homosexual; un personaje que aparece siempre vinculado al mundo que le corresponde: al puerto de mar en cuyo fondo sobresale la taberna o el intuido lupanar, asociados a un sentido dionisiaco y trágico. Un universo iconográfico que tuvo una especial relevancia en la marginalidad estética de la vanguardia, convertido en una importante batalla de la modernidad.

José Luis Plaza Chillón

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