ATENEO DE SEVILLA

La sala de tertulia y lectura de prensa del Ateneo ha sido redecorada recientemente con un mueble que en su día fue pintado por el reconocido artista Gustavo Bacarisas

La sala de tertulia y lectura de prensa del Ateneo ha sido redecorada recientemente con un mueble que en su día fue pintado por el reconocido artista Gustavo Bacarisas. El mueble, que anteriormente, se hallaba en el Coro del Ateneo, ha pasado a la sala de tertulia para que pueda ser disfrutado por los socios de la institución.

D. Gerardo Pérez Calero, Catedrático de Historia del Arte y Directivo-Bibliotecario del Ateneo, ha llevado a cabo un estudio pormenorizado sobre el mueble y sus características, que ofrecemos a continuación para conocimiento de nuestros socios y usuarios.

 


UN SINGULAR ARMARIO APARADOR
DEL EXCMO. ATENEO DE SEVILLA

(EN ESTE ENLACE PUEDE DESCARGAR LA RESEÑA EN PDF)

Las imágenes a las que se refiere el artículo están todas reflejadas al final del mismo

 

Entre los elementos que configuran el mobiliario de la noble sede que ocupa la institución en la calle de Orfila, 7, se encuentra uno de singular interés dentro del arte mueble contemporáneo. Hasta hace poco arrinconado en un cuarto, gracias a los buenos auspicios del actual presidente, ahora luce esplendoroso para disfrute de los ateneístas y visitantes de la Docta Casa (fig.1).

Debe su traza al eximio Gustavo Bacarisas Podestá (1872-1971), pintor del Ateneo, institución en la que ejerció la presidencia de su Sección de Bellas Artes y llevó a cabo una labor extraordinaria de renovación del panorama artístico local, que gracias a él encontró nuevas formas de expresión en pleno vigor regionalista1.

El propio pintor gibraltareño pero sevillanizado, que entendía de arquitectura y planificación espacial por su labor como diseñador de escenarios teatrales, tuvo la intención de que el mueble luciera en la caseta que el Ateneo montaba en la Feria de Abril desde los albores del novecientos.

Su estructura arquitectónica responde al armario aparador de pino al uso desde los inicios del siglo XX, esto es, un cuerpo base con puertas a todo lo largo, un segundo como estantería de libros dividida en cuatro espacios, y un tercer cuerpo a modo de alacena con celosías abalaustradas.

El mueble se encuentra decorado. Sin embargo, en este aspecto su interés es variable, toda vez que junto a elementos ornamentales menudos y de escaso valor, hay otros, los menos, que denotan cualidades exquisitas por su delicada ornamentación. De tal suerte, éstos últimos se situan como si de una calle central de retablo se tratase. Es la parte más noble del mueble.

En ella, a base de un dibujo preciso, pone su autor todo su ingenio creativo cargado de sofisticación y sensualidad animado al mismo tiempo por un elocuente exotismo.

Se trata de los dos paneles centrales (fig.2). El que se halla en la parte superior, está compuesto por un elegante bodegón a base de una cesta de mimbre de sinuosa curva, que contiene flores y hojas de distinta naturaleza (fig.3). Por su parte, el panel situado bajo el anterior, que se retrotrae respecto a él para constituir la pared de fondo a modo de hornacina, posee una decoración más compleja y notable. Se trata de una composición lineal inspirada en la naturaleza fecunda con elementos fito y zoomórficos de entorno tropical. Animales y plantas juegan con los efectos suntuosos de arabescos de tonalidad verdosa, curvas y contracuvas dibujadas con una estética de tradición sevillana pero al propio tiempo con fastuoso aire art deco (fig.4 y 5).

Vemos en la decoración de este último panel una relación directa con los que hizo el artista entre 1925 y 1932 sobre seda de Lyon para el revestimiento de una sala y el mobiliario de la casa de la famosa familia Stein en París2 . Aquí, como en el mueble que nos ocupa, incluye un vocabulario pletórico de elementos ornamentales en tonalidad verdosa: en un panel parisno (fig.6), Bacarisas emplea flores en forma de guirnalda,mariposas, pavos reales y frutas brillantes. En el otro (fig.7), un simio con rabo retorcido y dos papagayos, retomando los insectos y el refinamiento frutal.

Estimamos, pues, que el excelente mueble del Ateneo o, en su caso, su decoración figurativa, debe pertenecer a esas mismas fechas.

Gerardo Pérez Calero

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[1] Sobre el artista, véase la monografía de Manuel Castro Luna Gustavo Bacarisas (1872-1971). Col. “Arte Hispalense”, nº 78. Sevilla, 2005.

    Acerca de su relación con el Ateneo, él mismo  nos dice en 1916: “Llegué a Sevilla con la intención de pasar una temporada dedicado a pintar, inspirándome en la belleza de esta famosa ciudad. Pronto busqué el apoyo del Ateneo. El Ateneo me recibió en su seno, hospitalario y generoso y con el tiempo se dignó nombrarme Presidente de su Sección de Bellas Artes. Siempre recordaré el encanto de aquellos años y la labor colectiva artística y cultural que realizamos en la Sección con escasos medios pero animados por la amistad y el entusiasmo por el arte”. Pág.225 de: Gerardo Pérez Calero Las Bellas Artes y el Ateneo de Sevilla. La vida artística de la ciudad (1887-1950) I. Ateneo de Sevilla y Fundación Morera &Vallejo, Sevilla, 2006. 

[2] Recordemos la amistad de Picasso con esta familia de origen judío coleccionista de arte y el célebre retrato (1906. Metropolitan Museum de Nueva York) que hizo a la escritora Gestrude Stein, quien al verlo dijo “No me parezco en nada”, a lo que el irónico pintor malagueño respondió: «Tranquila, con el tiempo te acabarás pareciendo».

   Véase: María Lobato “Decoración de una sala en la casa de los Stein”. Rev. Galería Antiquaria, nº 105, Madrid, 1993, pág.42-45.

 

 

 

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