ATENEO DE SEVILLA

El Ateneo de Sevilla en colaboración con un equipo de trabajo de la universidad hispalense restaura la pintura “Ars, Veritas, Natura” de Miguel Ángel del Pino fechada en 1910

El Ateneo de Sevilla en colaboración con un equipo de trabajo de la universidad hispalense restaura la pintura “Ars, Veritas, Natura” de Miguel Ángel del Pino fechada en 1910

 

 

La obra es una pintura de caballete, óleo sobre lienzo de 138×200 centímetros, modernista, de la Escuela Sevilla

 

Recientemente, los investigadores Mª Dolores Zambrana Vega y Francisco Sánchez Concha, pertenecientes al Departamento de Pintura de la Universidad de Sevilla, han presentado el estudio de análisis e intervención de la obra pictórica “Ars, Veritas, Natura” de Miguel Ángel del Pino y Sardá. Un óleo sobre lienzo de 138×200 centímetros, modernista, de la Escuela Sevilla. El emplazamiento originario de la obra estaba en la antigua sede del Ateneo de Sevilla, situada en la calle Tetuán y, en la actualidad, está ubicada en el Salón de Actos de la sede en Orfila 7. “La pintura que nos ocupa es una obra de alta calidad realizada por un pintor, aún desconocido por el gran público, aunque estamos seguros que contará con más cantidad de estudios de rigor científico, a medida que vaya siendo conocida y divulgada su obra, como es el magnífico artículo escrito por el catedrático Gerardo Pérez Calero de la Universidad de Sevilla”, ha dicho el investigador Francisco Sánchez. En este sentido, destacó su agradecimiento al Ateneo por “el desvelo que tiene por difundir y conservar convenientemente el Patrimonio Artístico que posee para el disfrute de las próximas generaciones”.

El demandante del estudio fue el Ateneo de Sevilla junto a la Universidad e intervención de Sevilla. F.I.U.S; ya que la obra “Ars, Veritas, Natura”, fechada en 1910, había sufrido los efectos de la humedad y no había sido modificada o restaurada con anterioridad. El primer problema que le afecta a la mayoría de las pinturas del primer tercio del siglo XX realizadas en España, “es la deficiente calidad del lienzo, tanto del tejido como de la preparación dada al mismo, por ser de factoría industrial, son de baja calidad. En consecuencia, dan gran cantidad de problemas de conservación”, ha dicho el investigador. En esta dirección, el estudio realizado manifestaba que el soporte es un tejido grueso cuya densidad es de trama 11X9 en 1 CM2. Su estructura está compuesta por un ligamento de tafetán. Define la forma más simple de construcción de tejidos presentando una estructura de “Hilos de uno por uno”. Del mismo modo, el informe concluía que el soporte se encontraba muy debilitado por filtración de humedad del muro.

El equipo de trabajo estuvo formado por los investigadores principales: Mª Dolores Zambrana Vega y Francisco Sánchez Concha; y los investigadores colaboradores: Mónica Alcudia Morales, Belén Robles Gómez y Rafael González Infante. En conjunto el proceso de reconocimiento técnico de la obra, inicio de la intervención y finalización fue de nueve meses.

El análisis preliminar estuvo compuesto por un estudio visual apoyado por distintos tipos de fotografías, un estudio científico y analítico y un test de solubilidad (agua y alcohol). En lo que respecta al estudio fotográfico, Francisco Sánchez dice que “la fotografía sirve como método de investigación, ya que con ellas podemos conocer mejor los datos técnicos y las causas de alteración”. Las fotografías realizadas han sido de luz ambiente, luz rasante, luz ultravioleta, luz transmitida, lupa digital, macrofotografías y microfotografías

Según los investigadores, en el análisis formal de la obra en cuestión aparecen tanto líneas rectas como curvas en la composición. Pero el predominio lo tienen las líneas curvas de las figuras femeninas. Aparece un claro eje de simetría central vertical en la pintura. Los contornos aparecen en la obra por el cambio de plano de color. La tonalidad es equilibrada a pesar de que aparecen dos focos de luz diferentes. Los volúmenes aparecen magistralmente realizados, por la magnífica colocación de los brillos. El colorido es rico y variado, presentando una gran armonía la pieza estudiada. Los brillos carecen de saltos cromáticos que afearían la pintura. Las texturas aparecen suficientemente variadas como agua, metales, vegetación, tejidos y carnaciones. La dimensión está muy cuidada apareciendo cinco planos de profundidad distintos. La escala sigue patrones naturalistas. La composición es magníficamente equilibrada a pesar de la cantidad de personajes y objetos que aparecen en la composición, y del gran movimiento que presentan las vestiduras y los elementos de la naturaleza representados en la pintura.

Sobre la película pictórica, la técnica utilizada es óleo. Se trata de un material con una plasticidad homogénea que está compuesto por un aglutinante graso y un pigmento. Miguel Ángel del Pino y Sardá hizo uso de los recursos que le brinda la técnica, “utilizando veladuras, degradados de claroscuros, empastes y pinceladas suaves dejando en algunas zonas la impronta del utillaje utilizado. En toda la extensión de la obra aparece una veladura en una tonalidad anaranjada para otorgar un efecto de un cálido atardecer”, dice Francisco Sánchez.

En la fase de intervención, la investigadora Mª Dolores Zambrana ha explicado: “nos basamos en los criterios de intervención establecidos para los bienes muebles. Estos son fundamentalmente: respeto al original, inocuidad, reversibilidad de los materiales empleados”.

El proceso de restauración estuvo secuencializado por: Desmontaje del Marco, Protección de la Capa Pictórica y desmontaje del Bastidor, Limpieza superficial del reverso, Limpieza mecánica del reverso en damero, Preparación de la tela nueva, Forrado, Eliminación del papel de protección, Limpieza de la película protectora, Nuevo Bastidor, Reintegración de la Capa de Preparación y Película Pictórica, Reintegración de la Capa Pictórica y Barnizado Final.

 

 

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